Por: Juandemaro Querales
El actual conflicto
político vivido por nuestro país. Puso en entredicho el rol de las Fuerzas
Armadas, donde una oficialidad se colocó de manera incondicional, al lado de
una tiranía desfalleciente. Retardando el proceso de reunificación del poder
alrededor del Presidente de la Asamblea Nacional: Juan Guaidò.
Nicolás Maduro se
ha convertido en la piedra de tranca, con su aptitud esquizofrénica, al tratar
de conservar el escaso poder que aún conserva. Obligando a un grupo de
generales a obstaculizar el reconocimiento a Juan Guaidò, nombrado Presidente
interino y reconocido por más de 40 países. Tal como pauta la Constitución.
La negativa del Ejército
y los altos mandos a facilitar la salida del dictador y dejar entrar la ayuda
humanitaria, obliga a replantear el papel jugado por los hombres de armas en la
presente coyuntura. Este ejército creado y mantenido por el pueblo venezolano,
ha sido secuestrado y puesto al servicio de Maduro y su narco-estado. El tirano
y sus Jenízaros, están aislados, sin el favor popular, cree dentro de su
delirio, que puede sobrevivir a la marcha de los acontecimientos. Es un país
que redescubrió la libertad y la democracia, enterrada por el déspota y sus
operadores cubanos. Es bueno que los hombres de uniforme, entiendan eso, nadie
puede detener el curso de la historia. La transición a la democracia es
irreversible.
Si las Fuerzas
Armadas insisten en colocarse al margen del interés nacional, la Comunidad
Internacional debería someterlos a la Corte Penal Internacional, por estar
incursos en delitos de Lesa-Humanidad. Su oposición a impedir la entrada de la
ayuda humanitaria, en un país que necesita urgentemente: medicinas y alimentos.
Tipifica un caso de autoritarismo militarista, en unas fuerzas armadas que
recibe órdenes de personajes con nexos con el cartel de la droga colombianos y
el de los soles de Diosdado Cabello. No queremos que haya intervención de los
ejércitos más poderosos del mundo que rodean nuestras fronteras, pero es el
momento que los mandos medios y oficiales en puestos de comando se pongan al
lado de los factores democráticos.
Cualquiera de los
nueve REDIS, que dejen pasar la ayuda humanitaria, cambia automáticamente la
relación en el seno del ejército, además que se desmorona el esquema de mando.
Provocando la salida del Déspota y su narco-estado. Reunificándose el poder,
Recibiendo el Presidente interino Juan Guaido los instrumentos del poder: el
tesoro público y el mando de las fuerzas armadas. Completada la transición se
podrá dedicar todas las energías a recuperar una sociedad devastada, como si se
hubiese producido un ciclón.
Febrero de 2019
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