miércoles, 13 de febrero de 2019

EL PRESIDENTE GUAIDO


Foto: Caraota Digital

Por: Juandemaro Querales

Quien preside la Asamblea Nacional, Diputado Juan Guaido, se juramentó como Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, el 23 de enero de los corrientes, durante la realización de un Cabildo Abierto, en presencia de millones de venezolanos. Convocados ese día  para poner fin a la tiranía de Nicolás Maduro.

Este joven: Ingeniero Industrial  ha tenido la virtud de liderar al pueblo opositor, logrando el respaldo de la juventud, habiendo colocado en la agenda internacional el drama de Venezuela. Conflicto que lucía apagado por las diferencias y por consiguiente la desmovilización de la oposición de los factores democráticos.

Guaido ha mostrado gran madurez a pesar de su edad y pertenecer a la generación que se estrenó durante los años del cierre de Radio Caracas  Televisión. Sin caer en las prácticas de los políticos marrulleros del grito destemplado en la Plaza Bolívar. Tampoco prestando oídos a los radicales  de la abigarrada oposición, que busca por todos los medios la confrontación suicida, contra una satrapía autoritaria y militarista, que no le importa la condena internacional. Este dirigente que ha galvanizado a la Oposición de los factores democráticos, está llamado a realizar la reinstalación del Sistema democrático y parar el sufrimiento causado por esta secta de comunistas trasnochados.

La crisis venezolana es tan profunda, que posee dos Presidentes, bicefalia, que hace más difícil la transición de una dictadura a una democracia. Disyunción  en donde cualquier error de cálculo, que pueda cometer el Presidente Guaidò, podría ocasionar un Golpe de Estado o una intervención extranjera de los ejércitos de Colombia y Brasil. Esperamos que el joven dirigente se siga manejando de esa manera, sin provocar un zunami político. El dictador mientras tanto, se le agotó el tiempo. Lejanos están los días en que llamaba de manera cínica al diálogo, para ganar tiempo y seguir consolidando el narco estado y propiciando el saqueo de nuestras riquezas.
Lo que pasó el 23 de enero, cierra el ciclo de la dictadura chave-madurista-. Es un linde fronterizo entre la democracia y la esclavitud. Tiranía que pasará a la historia como la mayor catástrofe vivida, por la sociedad más avanzada de Suramérica. Cuyo resultado fue, el éxodo masivo de su población hacia el mundo exterior buscando la reconquista de la condición de ciudadanos, situación perdida por la locura de tratar de reeditar el modelo soviético por un Hugo Chávez ignorante e ingenuo.

De la jornada del 23 de enero, Maduro y sus compinches quedaron muy debilitados, aislados internacionalmente, incapaces de levantar la economía. Un Dictador en bancarrota, con solo el apoyo de la cúpula militar de manera tibia, quienes solo tratan de asegurarse los negocios que mantienen como socios. Dentro de los cuarteles los mandos medios pugnan por la desobediencia ante el desplome de la tiranía feneciente.

Solo es cuestión de tiempo, el régimen se le acelera el pulso y el nerviosismo, ya Brasil les ofrece una vía de escape por su territorio. Diosdado y  su familia buscarán evadirse para rehuir el juicio que tienen pendiente con el Tribunal Penal Internacional por crímenes de lesa humanidad. También  Estados Unidos lo reclama por sus nexos con el narco tráfico. El tiempo favorece a Juan Guaidò y las fuerzas democráticas. Se vislumbra en el horizonte un sol radiante como una primavera en tierras templadas.


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